Los desarrolladores tienen que leer las potencialidades futuras

Los desarrolladores tienen que leer las potencialidades futuras
El arquitecto y urbanista Augusto Ortiz de Zevallos analiza las lecciones que le está dejando la pandemia al sector inmobiliario.

Augusto Ortíz de Zevallos es uno de los pocos arquitectos que más horas le ha dedicado a trazar en borrador el potencial que posee Lima como ciudad, desde la Costa Verde y el malecón, hasta los conos este, sur y norte de la metrópoli, pasando por el Centro Histórico y los cerros de El Agustino y La Victoria. Con ese saber teórico y práctico, le preguntamos qué deben tener en cuenta los desarrolladores de proyectos inmobiliarios en lo que será la postpandemia.

¿Cómo deberían ser las ciudades de la postpandemia en el Perú?

Distintas. Con muchos centros. No como ahora, con uno que colapsa, mientras todo lo demás es periferia. Con menos viajes obligatorios, que viajar sea una elección y no una inevitabilidad. Con espacios públicos que sean eso, públicos, y que no se los apropien, como ocurre ahora, con paraderos o cualquier otra cosa. Con una recuperación del barrio como una estructura de encuentro, de convergencia, de oportunidades, de compartir cosas, y no esta ciudad desmedida, con tiempos perdidos, con desaprovechamiento absoluto de potencialidades, con gastar la mitad del día en moverse de extremo a extremo porque no hay dotaciones próximas. 

¿La estructura de gobierno municipal también tendría que cambiar?

Creo que esta reformulación tiene una escala territorial y una escala más local, y con otra gobernabilidad, porque atomizar al Perú en 2.000 distritos y darles a los alcaldes y a los regidores unos perímetros donde no está la solución, o sea, gobernar lo ingobernable, es convertir a la democracia en el manejo de entelequias. Un desastre. Lo que necesitamos es una estructura sostenible, posible y razonable, donde se administre el problema y la solución. 

¿El desarrollo inmobiliario se replanteará en algunos aspectos o todo volverá a ser igual una vez que se resuelva el tema de la vacunación?

Yo espero que sí, pero necesitamos desarrolladores. Desarrollar es llevar a otro nivel algo, es hacer que algo madure, mejore, evolucione y cambie. Creo es una gran oportunidad para la imaginación, para nuevas lecturas de por qué ocurren las cosas donde ocurren, y para mirar escenarios alternativos. Los desarrolladores tienen que leer las potencialidades futuras, expectativas, procesos, pasos, tendencias y dinámicas. Porque la ciudad -y sobre todo en esta pandemia- está probando que hay muchos escenarios que fueron rentables y ya no lo son, que eran buscados y ya no lo son más, que ofrecían calidad y que ya no está ahí. Se proponían cosas para que duren 40 años y duraron solo cinco.

¿Los proyectos de edificios corporativos retornarán con la misma intensidad que años anteriores?

Yo espero sinceramente que haya cambios. Creo que el modelo de edificios corporativos ha sido una especie de espejismo. Entonces, al ser un edificio de vidrios con rayas, para que lo vean de todos sitios, y depender tanto de la publicidad, o lo que es lo mismo, convertir a la arquitectura en meros carteles, no es hacer ciudad ni hacer arquitectura. En la práctica, la lógica de la concentración, en donde el prestigio y la imagen, o sea el discurso del edificio llamado corporativo, es bastante demagógico. Los mejores espacios de trabajo en el mundo tienen abajo una cervecería, barrio, ciudad. Lo disfrutas. El espacio de trabajo del futuro debe ser un espacio plural, múltiple, donde hay teatro cerca, hay animación, hay vida, hay ciudad. 

¿Los proyectos de vivienda se deberán replantear en algún aspecto?

Sí, absolutamente. Hoy, para comenzar, la gente vive de a uno, de a dos, de a tres, en grupos jóvenes que se agrupan para vivir. Está la gente que prefiere estar cerca de la universidad y podrían alquilar entre varios. Existen “N” modelos diferentes al discurso tradicional de la casa propia con “N” dormitorios, que fue el referente para una larga historia de la oferta inmobiliaria. Entonces, hay departamentos que son inmensos, que mantenerlos cuesta una fortuna, donde la mitad del área no sirve para otra cosa que para lucirla. Los espacios que no tienen lugares para conocerse, para tener una vida interactiva mínima, donde los niños jueguen, donde la gente desarrolle relaciones básicas sociales, ya no tienen lugar. 

¿Qué busca el nuevo propietario?

La gente quiere calle, quiere pasear, quiere barrio, quiere moverse, ejercitarse al aire libre. Hay un montón de expectativas que no se parecen en nada a la oferta tradicional. Es momento de cambiar y no hacer más de lo mismo. Es un momento para nuevas ideas, y creo que algunos inversionistas se están dando cuenta de estas nuevas tendencias y necesidades.

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